Preces finales

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En un Domingo de Ramos habitual, estaríamos de regreso a nuestro templo. Granada una vez más hubiera sido fiel testigo de la Institución de la Eucaristía en sus calles y del amor sin medida de una Madre al ver a su hijo entregarse a la humanidad aún sabiendo lo que venía.

En este atípico Domingo de Ramos nos encomendamos a la Santísima Virgen de la Victoria, para eso mismo, para que su amor sobre la humanidad triunfe y todo acabe en una victoria, dejando atrás estos últimos duros momentos vividos.

“Déjate llevar amigo, adonde quiero llevarte. A la Plaza de Santo Domingo, a la plaza de los cantares, cuando el Domingo de Ramos la Virgen sale a la calle.

¡La Virgen de la Victoria, blanca como los azahares, bajo su paso de palio como una pluma en el aire!

Contémplala en la penumbra de la misteriosa tarde, cuando la noche y el día la esperan para rezarle.

¡Mira que cara la suya! ¡Mira que manos de ángel! ¡Mira que novia bonita, bajada de los altares!¡Mira ese palio de seda que bordaron cien dedales, en la colmena de un claustro con hilo de soledades!

Para que en la noche tibia la mezcan doce varales, como se mece en el mar la majestad de una nave.

Y mira esas rosas blancas cantándole un Dios te salve, y esas estrellas del cielo que brillan para alumbrarle.

Ya se aleja el paso alegre, por las misteriosas calles, que tienen duende y embrujo de coplas por soleares.

Ya va el Domingo de Ramos hecho plegaria y cantares, ya se hizo toda Granada en su palio catedral de catedrales.

Costalero de la Virgen, mécela como tú sabes, y éntrala en Santo Domingo, cantándole un Dios te Salve”.

D. José Gómez Sánchez – Reina.

Hasta aquí nuestro Domingo de Ramos 2020, bajo el amparo del Señor de la Santa Cena y María Santísima de la Victoria quedamos.

Todos juntos rezamos el *Padrenuestro* y un *Ave María*.

 

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