Paso de Misterio

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En esta antigua fotografía aparecen Eduardo Espinosa Cuadros y sus colaboradores, con casi toda probabilidad fue tomada en a finales de 1926 o principios de 1927.

Mucho se ha escrito sobre el misterio de la Santa Cena de Granada, pero gracias al testimonio directo de sus artífices, el escultor Eduardo Espinosa y de sus colaboradores se han podido conocer detalles de extraordinaria valía para un acercamiento pormenorizado al conjunto escultórico.

Como la mayoría de los hermanos sabrá, Eduardo Espinosa Cuadros (Granada, 1884-1956) recibió el encargo de realizar el grupo, formalizándose a través de un contrato firmado el 20 de Noviembre de 1926. Por él se obligaba a realizar las trece esculturas que componen el grupo y además se le encargaba la realización del pedestal, mesa y demás accesorios de la misma (jarra y jofaina para el lavatorio, cáliz, copas y jarritas para la mesa…), todo ello por la cantidad de veintidós mil quinientas pesetas.

También es de sobra conocido que como la envergadura del grupo sobrepasaba la capacidad del taller que el escultor tenía en el nº11 de la calle Jesús y María, se le cedió un espacio inutilizado en el complejo de Santo Domingo, por lo que el proceso fue seguido con gran inquietud y detalle por los hermanos de la cofradía. El proceso se dilató durante dos años, entre 1926 y 1928, bendiciéndose finalmente el misterio el día de San José de este último año, por el entonces Arzobispo de Granada, el Cardenal Vicente Casanova.

Domingo Sánchez Mesa en cierta ocasión declaraba que en la realización del misterio “trabajábamos los ya más aventajados… El boceto, en el que yo trabajé, nos brindaba la oportunidad de tallar figuras de tamaño casi mayor del natural. Del grupo yo tallé directamente, sin puntos, el S. Pedro, S. Felipe y S. Simón, que por mi iniciativa y a mi costo, copié de un buen hombre que hacía la limpieza del taller. El resto lo tallaron, el maestro, Benito Barbero y Eduardo”.

Comúnmente se viene admitiendo que Espinosa se inspiró en la composición de la “Última Cena” pintada a finales del siglo XV por Leonardo Da Vinci para el refectorio del monasterio dominico de Santa María delle Grazie en Milán. En efecto la disposición longitudinal de los comensales, y la composición equilibrada que arranca de la figura de Cristo, situado en el centro, así lo evidencian. Sin embargo pensamos que no debió ser la única influencia, ni siquiera la más importante.

Juan Jesús López-Guadalupe señala como referencias obligadas la “Última Cena” pintada por Tintoretto para la Basílica de San Giorgio Maggiore de Venecia. De éste tomaría principalmente la actitud de algunos de los Apóstoles especialmente en lo que se refiere a la comunicación emocional, es decir a los gestos y ademanes a través de los que el espectador percibe la actitud del personaje ante el momento que está viviendo.

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Apunta también López-Guadalupe la inevitable resonancia que la obra de Francisco Salzillo tiene sobre el grupo de la “Santa Cena“de Granada. Aprovecho para recordar que no será ésta la única vez que Salzillo sea la fuente de inspiración para artistas granadinos del siglo XX, pongamos por caso la obra de Sánchez-Mesa, que toma como modelo para su “Oración en el Huerto de los Olivos” el que se encuentra actualmente en el Museo Salzillo de Murcia.

Es evidente que el paso de la Santa Cena de la Cofradía de Jesús de Murcia realizado en 1761 por Salzillo, constituye una de las mayores influencias en el entorno de Espinosa, especialmente por la elección del momento representado, en el que Jesús revela a sus discípulos que uno de ellos lo iba a traicionar, lo que permite una amplitud de representación en las expresiones, y aunque ya Leonardo lo había escogido como motivo para su famosa pintura, fue Salzillo el que logró la perfecta adaptación para la escultura.

A lo largo de la Historia los artistas han representado otras escenas como la institución de la Eucaristía o del sacerdocio, o el lavatorio de los pies, que narra en exclusiva el evangelista Juan, y que se producen en el transcurso de la cena.

En nuestro caso la aparición de las viandas sobre la mesa, y la incorporación de la jofaina, la jarra y el paño apuntan las escenas que de forma sucesiva tendrían lugar en una hipotética secuencia del relatos, aunque el motivo principal sea el del anuncio de la traición, dando así cumplimiento a la profecía.

Señala Loli Santos que la “Última Cena” del pintor español Juan de Juanes, hoy en el Museo del Prado, pudo también servir como inspiración para Espinosa.

En efecto algunas cuestiones que ya aparecían con anterioridad como la frontalidad del tema, colocando a dos Apóstoles cerrando la composición en los lados menores de la mesa, uno de ellos, Judas con la bolsa de monedas, gira su cuerpo en un incipiente escorzo, mostrando ademán para marcharse.

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Son estas algunas de las principales influencias señaladas por algunos estudiosos, pero más allá de estas posibilidades conviene señalar que la representación en el arte español del misterio de la santa Cena es poco habitual. Desde la Edad Media comenzaron a aparecer escenas alusivas a la institución de la Eucaristía como en un relieve del monasterio de San Millán de la Cogolla o en las pinturas murales del siglo XII en el panteón de San Isidoro de León.

En escultura será realmente complicado encontrar representaciones exentas e incluso en relieve, merece la pena señalar una “Última Cena” atribuida a Gil de Siloe en la Cartuja de Miraflores de finales del XV, o ya en el siglo XVIII un relieve del coro de la Mezquita-Catedral de Córdoba realizado por Pedro Duque Cornejo, aunque inspirado en grabados como señala Navarrete Prieto.

Precisamente este investigador profundiza sobre el papel del grabado como fuente para los pintores de la Edad Moderna española para componer sus pinturas, así las obras de Durero, de Goltzius por Rafael, de Bolswert sobre Rubens, o de Van Dyck se convierten en los modelos habituales.

Estas influencias son visibles en obras conservadas en Granada como la vidriera de la capilla mayor de la Catedral de Granada realizada por Teodoro de Holanda y diseñada por Diego de Siloe, o la tabla del retablo de Santa Cruz de la Capilla Real pintada por Pedro Machuca, el gran lienzo del refectorio de la Cartuja pintado por Sánchez Cotán, o el que pintara Pedro Atanasio Bocanegra en 1666 hoy presidiendo la parroquia del Salvador.

Todas estas obras sumadas a las que anteriormente hemos señalado pudieron formar parte del imaginario de Espinosa y sus colaboradores a la hora de configurar el misterio de la Santa Cena de Granada.

Se encuentra en fase de realización por el tallista granadino Cecilio Reyes. La canastilla y los candelabros de guardabrisas son obras del artista sevillano Francisco Pineda. La demás talla del paso es del granadino Cecilio Reyes. Los faldones son de terciopelo granate y es uno de los pasos de la Semana Santa granadina que más pesa. Tanto los panes como la demás comida son reales.