CIRIO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD PARA NUESTRA CANDELERÍA ENCENDIDA. Jose Gabriel, Vicario de Cofradías

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CIRIO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD PARA NUESTRA CANDELERÍA ENCENDIDA (10 DE MAYO)

Queridos hermanos y amigos, cristianos cofrades.
Al cerrar las persianas de mi balcón, te invito a encender un flamante y fulgurante cirio, de fe, esperanza y caridad, en nuestra candelería pascual.
El Evangelio de este quinto Domingo de Pascua tiene aires de despedida y ya nos prepara para las fiestas de la Ascensión y de Pentecostés. Siempre hemos de tener en cuenta de que lo que estamos leyendo es el discurso de despedida de Jesús realizado en el Jueves Santo en el ambiente de la cena pascual.
Tiene tres partes que se entrelazan entre sí y que van “in crescendo” en torno a la figura de Jesús. ¿Quién es Jesús? San Juan va desgranando poco a poco este interrogante para que tengamos fe en Jesús, el Hijo de Dios.
Jesús parece que les había dejado indicado a sus discípulos el camino para llegar a esa Casa. Les había dado el mandamiento nuevo: Amarse unos a otros como Jesús nos ha amado. El mandamiento del AMOR. Pero parece que no se han enterado. Tomás es el que pregunta y arranca la respuesta de Jesús: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. La palabra “camino” es importante, pero solo es el “paso” hacia donde queremos llegar. La verdad, es importante, pero es solo algo conceptual o existencial que nos indica que existe adecuación entre lo afirmado y aquello que es. La VIDA es aquello que es sustantivo y definitivo. El camino y la verdad nos llevan a la Vida. Y la Vida no es otra cosa distinta al AMOR y DIOS ES AMOR.
El motor que mantiene toda esta realidad nuestra y que lleva a la historia hacia la salvación en la Vida Eterna no es otra cosa que el Amor de Dios que tanto ha amado al mundo que ha enviado a su Hijo para que tengamos VIDA ABUNDANTE.
Por eso, hemos de mirar a Jesús para ver al PADRE. Hemos de mirar a Jesús crucificado para descubrir el camino que lleva al Padre, para ver el Amor del Hijo por nosotros y el Padre y para ver el Amor del Padre por su Hijo y por nosotros.
Jesús nos invita a que no perdamos la calma ante nada ni ante nadie, y que creamos en Él y en el Padre. Que nos fiemos. Que abracemos esta realidad.
Es importante no negar el camino. Ver la cruz, que ciertamente es gloriosa, es ver el camino que recorre Jesús y no podemos olvidar que el discípulo no es mayor que el maestro. El paso hacia la Vida pasa por esa tarea de cargar con la cruz de cada día. Cruz de múltiples aspectos, que sin duda tiene rosas y espinas. Cruz que quiero resumir en lo que tantas veces he llamado “actitud obediencial”: obediencia al Padre. El camino de la cruz es verdadero. No es falso. Lleva directamente a la Vida.
Invocando a nuestros Sagrados Titulares en sus bellas y variadas invocaciones y advocaciones, recibid un fraterno abrazo y el deseo de unas buenas y confinadas noches con la súplica de que vosotros y los vuestros estéis bien, y el ruego de que nos quedemos en Casa, pues Dios viene, y está en la de todos.
Hermanos y amigos, a todos os deseo: ¡Saludable, Sanadora y Santa Pascua!

P.D: Hoy e la fiesta San Juan de Ávila, al que el clero español honra y aclama como patrono. Humildemente os pido que no os olvidéis de rezar por la santidad de los sacerdotes. Y también, ante el problema que nos preocupa especialmente a todos, le pediremos al Apóstol de Andalucía que interceda en el cielo, con su ardor característico, para que Dios nuestro Señor nos conceda vencer a este virus que tanto daño está haciendo en todo el mundo.

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